ILUSIONES EN TINIEBLAS
Crítica del cine actual
domingo, 6 de mayo de 2012
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lunes, 30 de abril de 2012
LOS JUEGOS DEL HAMBRE
lunes, 16 de abril de 2012
TAKE SHELTER
Resulta interesante la reciente proliferación de películas que miran al cielo (literalmente) para encontrar respuestas a ciertas crisis existenciales. Algunas como El árbol de la vida, recurriendo a una reflexión acerca del origen del universo, y otras de manera más directa al tratar una amenaza natural que altera la supuestamente apacible vida de sus protagonistas, como el caso de Melancolía.
Take Shelter – algo así como resguardarse, ponerse a salvo- tiene más puntos en común con la propuesta de Lars Von Trier que con la ideada por Terrence Malick. Ambas parten de una base propia del cine de catástrofes. En este caso, la historia nos traslada a un pequeño pueblo norteamericano donde viven la pareja formada por Curtis (Michael Shannon) y Samantha (Jessica Chastain), y su hija pequeña Hannah (Tova Stewart) que posee una enfermedad que le impide hablar. Nada más comenzar la película Curtis presencia una extraña tormenta formada por una lluvia aceitosa, a partir de entonces una sucesión de escalofriantes pesadillas y alucinaciones le harán adoptar un comportamiento psicótico, creando un refugio anti-tornados con el objetivo de proteger a su familia de la llegada de un terrible fenómeno meteorológico que solo él puede ver.
Las película logra no caer en el recurso fácil de bombardearte con escenas efectistas de las pesadillas que podrían llevarte a una sucesión de sustos sin sentido, las que aparecen son perturbadoras y coherentes con la evolución que experimenta el protagonista, y sirven para comprender su desequilibrio y como éste provoca la desestructuración de su vida, momento en el que afloran la incomunicación y un pasado con traumas ocultos.
Será este aspecto donde hace especialmente hincapié el filme, la apariencia frente a la realidad. Curtis tiene que fingir que no tiene problemas, porque según lo que le dicta la sociedad -en boca de su mejor amigo Dewart- “tiene una buena vida”. Pero él está sufriendo, lucha para tener la situación bajo control pero no puede. Es algo que le supera, se enfrenta a un entorno que lo toma por loco y a la vez está inseguro porque también duda de sí mismo.
Lo interesante de Take Shelter es su capacidad para abordar un tema difícil: los cimentos que sustentan nuestra sociedad ¿son tan estables como nos quieren hacer ver? Todo ello sin juicios, sino planteando preguntas. Dando cabida a interpretaciones que podrían parecernos en un principio irracionales –como se refleja en la tormenta que solo ve el protagonista- pero que permiten ahondar en problemas más profundos si al menos les damos el beneficio de la duda.
En conclusión, una historia necesaria que invita reflexionar y permite abrir nuevos caminos de pensamiento ante una sociedad, la nuestra, que necesita un cambio de rumbo si queremos revitalizarla.
INTOCABLE
Seguro que más de uno después de leer esta crítica me quiere crucificar aprovechando estas fechas. No sería de extrañar después de las cifras que ha obtenido la película francesa de la que habla todo el mundo (con permiso de The artist ), millones de espectadores la han visto en toda Europa, respaldo casi unánime de críticas y comentarios del tipo “es la mejor película que he visto en mi vida”.
El argumento: joven de color de clase baja se convierte en cuidador de hombre rico tetrapléjico para hacerle sonreír. A partir de aquí todo es una sucesión de lo mismo, escenas cómicas para demostrar que todo puede ser de color de rosa si te dejas llevar. Intocable es un pastel de los gordos, hace que a su lado En busca de la felicidad parezca El ladrón de bicicletas .
Y es que no nos engañemos, Intocable es una película de manual. Los franceses han sabido hacer un homenaje perfecto a lo que solemos llamar “americanada” pero elevándola al cubo. Todo es fácil y lo peor, estereotipado al extremo, algo que se refleja principalmente en sus personajes protagonistas. Por una parte, a Driss nos lo presentan como un cazurro que se ríe de todo lo que huela a cultura y su antítesis Philippe, un ricachón pedante que solo puede disfrutar admirando una partitura de Vivaldi. Con bromas tan elaboradas como el momento en el que el chico negro ve un cuadro abstracto y dice “Esto es una mierda. Un sangrado por la nariz….” Ni el mejor sketch de Los Morancos. Y así durante el resto del metraje.
Algunos me pueden preguntar ¿pero está mal hecha? No, la película está bien dirigida, tiene buena fotografía, buenos planos, etc. Pero todo es tan simple que carece de interés, todo es tan previsible que continuamente te adelantas a los chistes que van a hacer, en definitiva todo resulta artificial y prefabricado.
La película huye de cualquier conflicto. Si alguno asoma la cabeza su guión te lo elimina de un plumazo recurriendo a algún chascarillo del cuidador o te presenta una secuencia con múltiples elipsis para decirte “¡eh espectador!, no te preocupes, lo está pasando mal, pero te lo muestro muy rápido y sin diálogos para que no te pongas triste”. Este es su principal error, eludir el conflicto impide que me emocione, que empatice con los personajes, me deja indiferente. Además, la evolución que experimentan ambos protagonistas resulta inexistente, no hay aprendizaje. Me pregunto ¿Qué ha aprendido Philippe si cuando no está con Driss se viene abajo? ¿Estamos hablando de dependencia? Bonito envoltorio para un pobre contenido.
Intocable es obvio que gustará, que la gente saldrá con una sonrisa en la boca y se sentirá feliz, al menos 5 minutos después de haberla visto. Dirán que no hace daño, pero luego serán los mismos que se quejarán porque el cine nos vende el cuento del príncipe azul. En este caso, será el cuento del negrito majo que vendrá y solucionará tus problemas. Pues nada, solo habrá que esperar a ver si aparece.
jueves, 21 de julio de 2011
MAQUETA A GRAN ESCALA
Todo aquel que haya seguido la producción SUPER 8 se habrá hecho una idea del estilo de película que prometía, un producto homenaje a las películas de los años ochenta, esas realizadas por directores como Spielberg o Zemeckis, y en menor medida Lucas. Historias planteadas desde una mirada infantil, desde la ingenuidad de niños que empiezan a convertirse en adolescentes, que intentan cambiar un mundo injusto y carente de esperanza, niños que tienen la suficiente fuerza e ilusión por revolucionar lo que los adultos han aceptado como normal. Todo ello envuelto con la carcasa que plantea el celuloide; donde las aventuras imaginadas son vividas de forma espectacular, donde lo insignificante se convierte en maravilloso, en definitiva donde los sueños se hacen realidad.
Y precisamente es esto lo que plantea la película del creador de Perdidos, no hay nada más, pero tampoco nada menos, pues logra lo que en un principio parece sencillo, homenajear este tipo de cine usando todos los recursos del mismo, con sus estereotipos y clichés, pero que no lo es tanto cuando se han dado ejemplos fallidos al intentar rescatar fórmulas del pasado (Indiana Jones 4, precisamente de Spielberg, productor de esta película)
Por tanto, Super 8 se erige como una película bien rodada, con un guión simple pero eficaz, un ritmo medido en el que no dejas de mantener la mirada puesta en la pantalla y muy buenos efectos especiales y sonoros. Y aunque no sorprende en cuanto a su historia, cualquiera que se haya curtido en este tipo de películas desde un primer momento sabe cómo se va a desarrollar la trama, es un producto que funciona y entretiene, aunque, y esto es apreciación personal, gustará más a aquellos que se hayan criado viendo a E.T o Encuentros en la tercera fase, que la generación de Harry Potter.
martes, 1 de junio de 2010
S.O.S
Es cierto que había diversas formas de hacerlo, y algunas de ellas pueden considerarse verdaderas obras artísticas. Es el caso de algunos noticiarios propagandísticos, Leni Riefenstahl es un gran ejemplo de ello y está considerada como una de las directoras que mejor supo hacerlo. Y es que no es fácil llegar a transformar noticias de manera que expresen ideas que en su origen simplemente se concibieron como retrato de una realidad. Es decir, manipular el material con objetivos diferentes al de informar.
Sabemos que el documental si generalizamos, pues se encuentra el falso documental, va a tomar un hecho real y por tanto va a comunicar este hecho al público objetivo de la información. A medida que ha pasado el tiempo, el lenguaje del mismo se ha ido puliendo, configurándose una identidad propia al servicio del espectáculo, es decir conseguir que aquello que se nos muestra sea atractivo, que implique emocionalmente al espectador y que llegue a alcanzar esa parte de la ficción en la que el filme traspasa la barrera de lo real, entendiendo por tal la realidad que podemos obtener de cualquier telenoticias, contando una historia, sea del tipo que sea, siguiendo en muchos casos la propia estructura narrativa de una película.
Esto es así que se empezaron a desarrollar documentales donde encontrábamos temáticas muy concretas, alejadas a simple vista de cualquier tipo de interés global, pero que han conseguido configurar un relato que ha trascendido a su propio género, renovando y ampliando las posibilidades que tenían este tipo de obras audiovisuales. Podemos encontrar multitud de ejemplos de este tipo, desde la desestructuración de una familia en El desencanto de Jaime Chavarri, pasando por los primeros documentales del prestigioso director de documentales Michael Moore como Roger & me o Bowling for Columbine y terminando por The Cove , la película que aquí nos ocupa.
The Cove curiosamente se acerca a ese tipo de documental más panfletario, interesado por despertar al espectador acomodado en su butaca con la misión de concienciarlo ante un problema que le resulta lejano, pero que directa o indirectamente le puede afectar. El director se propone recurrir al sentimentalismo barato, eficaz y habitual en la filosofía audiovisual americana, intentando provocar la lágrima fácil.
La historia que nos cuenta atiende a la matanza de delfines en una localidad de Japón llamada Taiji, que bajo una fachada de paz y buen hacer con estos mamíferos se esconde un negocio millonario que afecta hasta las más altas esferas del gobierno. Todo ello no solo provocando la reducción de esta especie, sino la puesta en peligro de la población al vender su carne que contiene mercurio, altamente tóxico para el ser humano.
A pesar del sensacionalismo pretendido, la composición argumental del documental es elogiable, la narración es contundente y entretenida y al espectador le deja la sensación de haber visto un documental necesario, más por las repercusiones que puede traer al sacar estos trapos sucios que por su trascendencia como obra.
miércoles, 10 de marzo de 2010
MOVIMIENTO CORRECTAMENTE ACELERADO
Fecha de estreno: 12 de marzo
Con Green Zone regresa el tándem formado por Matt Damon y Paul Greengrass que hace unos años nos entretuvieron con la saga Bourne y que con esta nueva colaboración vuleven a utilizar los mismos métodos empleados en sus predecesoras: una película de acción pura y dura, con un actor en estado de gracia (no tanto por sus capacidades interpretativas como por sus acertadas elecciones) y con una puesta en escena que convierte la utilización de la cámara en mano en un estupendo mecanismo de realización para este tipo de propuestas, donde se intenta de dotar del mayor verismo a la historia. Todo ello con la pretrensión de repetir el éxito obtenido en taquilla sin menospreciar la calidad del producto. Eso sí, nos encontramos con una notable diferencia; esta vez en vez de presentarnos a un protagonista omnipotente que se asemejaba más a una máquina por sus cualidades sobrehumanas, será un hombre que obligado a imponerse como héroe, hará de su coraje e ideales el arma que le llevará a desenmascarar una conspiración que se enmarca en la guerra de Irak.
A pesar de inmiscuirse en un territorio tan de moda (la entrega de los Oscars habla por sí sola) como arriesgado al tratar un acontecimiento de rabiante actualidad, la película no se aleja en ningún momento de su objetivo comercial. Con una premisa reconocible, la búsqueda de las armas de destrucción masiva, que permite facilitar al espectador su incursión en la trama, se desentraña una red de intereses políticos y personales que el subteniente Roy Miller (Matt Damon) intentará desvelar, enfrentándose incluso a sus propios mandarios, para alertar a la ciudadanía de lo injusto de la contienda.
Green Zone funciona porque logra alcanzar un estupendo equilibrio entre la película de acción y el tratamiento del tema político, configurando así una obra entretenida, con un ritmo frenético y buenas interpretaciones, que además presenta un conflicto que todos conocemos y aunque no tenga un afán crítico permite que sus ideas calen con simpleza pero con contundencia. Lo único que puede resultar controvertido es su opción estética en la puesta en escena, que en definitiva ya forma parte de la señas de este director, pudiéndose argumentar que tanto movimiento de cámara más que acercarte al conflicto provoca mareos. Cuestión de gustos.