miércoles, 3 de febrero de 2010

INSTINTOS BÁSICOS


La nueva propuesta de Vicente Aranda nos traslada a la España de 1970, concretamente a la ciudad de Burgos donde se está celebrando el famoso proceso que supuso un pulso al régimen franquista que empezaba a dar sus últimas bocanadas. Con las primeras imágenes del filme, que nos ubican en estos acontecimientos mediante la sucesión de artículos de periódico de la época, cualquiera podría pensar que en esta ocasión el director de Amantes nos iba a relatar una historia alejada de sus temas habituales y dar paso a un thriller político o algo similar. Enseguida nos damos cuenta de que era solo un espejismo.

La historia comienza cuando Juan (Eduard Fernández), un poeta que trabaja en París para la UNESCO, va a pasar unos días de vacaciones a la ciudad castellano-leonesa que le vio nacer. Allí conocerá a Ramona (Thaïs Blume), la hija de un médico amigo suyo, por la que inmediatamente se sentirá atraído al encontrar en ella un torrente de sexualidad por descubrir, manifestándose claros paralelismos con el Humbert de Nabokov. A partir de entonces, asistiremos a una sucesión de escenas cada cual más rocambolesca en las que el protagonista hará lo imposible para acabar en brazos de la adolescente. Escenas que en un primer momento podrían (lógicamente) intuirse como ensoñaciones del poeta, sorpresivamente colisionan con una propuesta realista que no solo va de enfermiza y angustiante, sino que pretende dar cierta lección sobre el comportamiento del ser humano al verse acosado por sus más bajos instintos. Todo ello plasmado con una reiterativa sucesión de carteles con citas literarias que distraen más que sugieren.

La historia presenta la temática a la que nos tiene acostumbrado Aranda, incluyendo altas dosis de erotismo marca de la casa, ofreciéndonos una nueva versión de Carmen o Juana la Loca por mencionar alguna de sus producciones recientes. En definitiva, personajes que la pasión arrastra al desequilibrio y la locura, que culminan con la destrucción de ellos mismos y de todo lo que les rodea, y de la que no encontrarán salida. Ahora bien, en esta ocasión el halo cómico que encierran muchas de las situaciones (sobran los ejemplos) hacen que te cuestiones si verdaderamente estás asistiendo a un nuevo acercamiento a las obsesiones del director o a una parodia de sí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario