martes, 1 de junio de 2010

S.O.S


THE COVE (2009)
Fecha de estreno: 11 de Junio

El documental es un género que en los últimos años ha cobrado una relevancia notoria en el mundo del celuloide. Lo que antes estaba relegado a un segundo plano, hoy día ha alcanzado la categoría, por méritos propios, de producto de primer orden. Habría que preguntarse por qué anteriormente no se le trataba en igualdad de condiciones ante la ficción, una respuesta simple sería que la concepción del propio documental poseía (y posee) unos objetivos específicos que no eran más que la propia transmisión de información al público.

Es cierto que había diversas formas de hacerlo, y algunas de ellas pueden considerarse verdaderas obras artísticas. Es el caso de algunos noticiarios propagandísticos, Leni Riefenstahl es un gran ejemplo de ello y está considerada como una de las directoras que mejor supo hacerlo. Y es que no es fácil llegar a transformar noticias de manera que expresen ideas que en su origen simplemente se concibieron como retrato de una realidad. Es decir, manipular el material con objetivos diferentes al de informar.

Sabemos que el documental si generalizamos, pues se encuentra el falso documental, va a tomar un hecho real y por tanto va a comunicar este hecho al público objetivo de la información. A medida que ha pasado el tiempo, el lenguaje del mismo se ha ido puliendo, configurándose una identidad propia al servicio del espectáculo, es decir conseguir que aquello que se nos muestra sea atractivo, que implique emocionalmente al espectador y que llegue a alcanzar esa parte de la ficción en la que el filme traspasa la barrera de lo real, entendiendo por tal la realidad que podemos obtener de cualquier telenoticias, contando una historia, sea del tipo que sea, siguiendo en muchos casos la propia estructura narrativa de una película.

Esto es así que se empezaron a desarrollar documentales donde encontrábamos temáticas muy concretas, alejadas a simple vista de cualquier tipo de interés global, pero que han conseguido configurar un relato que ha trascendido a su propio género, renovando y ampliando las posibilidades que tenían este tipo de obras audiovisuales. Podemos encontrar multitud de ejemplos de este tipo, desde la desestructuración de una familia en El desencanto de Jaime Chavarri, pasando por los primeros documentales del prestigioso director de documentales Michael Moore como Roger & me o Bowling for Columbine y terminando por The Cove , la película que aquí nos ocupa.

The Cove curiosamente se acerca a ese tipo de documental más panfletario, interesado por despertar al espectador acomodado en su butaca con la misión de concienciarlo ante un problema que le resulta lejano, pero que directa o indirectamente le puede afectar. El director se propone recurrir al sentimentalismo barato, eficaz y habitual en la filosofía audiovisual americana, intentando provocar la lágrima fácil.

La historia que nos cuenta atiende a la matanza de delfines en una localidad de Japón llamada Taiji, que bajo una fachada de paz y buen hacer con estos mamíferos se esconde un negocio millonario que afecta hasta las más altas esferas del gobierno. Todo ello no solo provocando la reducción de esta especie, sino la puesta en peligro de la población al vender su carne que contiene mercurio, altamente tóxico para el ser humano.

A pesar del sensacionalismo pretendido, la composición argumental del documental es elogiable, la narración es contundente y entretenida y al espectador le deja la sensación de haber visto un documental necesario, más por las repercusiones que puede traer al sacar estos trapos sucios que por su trascendencia como obra.

miércoles, 10 de marzo de 2010

MOVIMIENTO CORRECTAMENTE ACELERADO

GREEN ZONE (2010)
Fecha de estreno: 12 de marzo

Con Green Zone regresa el tándem formado por Matt Damon y Paul Greengrass que hace unos años nos entretuvieron con la saga Bourne y que con esta nueva colaboración vuleven a utilizar los mismos métodos empleados en sus predecesoras: una película de acción pura y dura, con un actor en estado de gracia (no tanto por sus capacidades interpretativas como por sus acertadas elecciones) y con una puesta en escena que convierte la utilización de la cámara en mano en un estupendo mecanismo de realización para este tipo de propuestas, donde se intenta de dotar del mayor verismo a la historia. Todo ello con la pretrensión de repetir el éxito obtenido en taquilla sin menospreciar la calidad del producto. Eso sí, nos encontramos con una notable diferencia; esta vez en vez de presentarnos a un protagonista omnipotente que se asemejaba más a una máquina por sus cualidades sobrehumanas, será un hombre que obligado a imponerse como héroe, hará de su coraje e ideales el arma que le llevará a desenmascarar una conspiración que se enmarca en la guerra de Irak.

A pesar de inmiscuirse en un territorio tan de moda (la entrega de los Oscars habla por sí sola) como arriesgado al tratar un acontecimiento de rabiante actualidad, la película no se aleja en ningún momento de su objetivo comercial. Con una premisa reconocible, la búsqueda de las armas de destrucción masiva, que permite facilitar al espectador su incursión en la trama, se desentraña una red de intereses políticos y personales que el subteniente Roy Miller (Matt Damon) intentará desvelar, enfrentándose incluso a sus propios mandarios, para alertar a la ciudadanía de lo injusto de la contienda.

Green Zone funciona porque logra alcanzar un estupendo equilibrio entre la película de acción y el tratamiento del tema político, configurando así una obra entretenida, con un ritmo frenético y buenas interpretaciones, que además presenta un conflicto que todos conocemos y aunque no tenga un afán crítico permite que sus ideas calen con simpleza pero con contundencia. Lo único que puede resultar controvertido es su opción estética en la puesta en escena, que en definitiva ya forma parte de la señas de este director, pudiéndose argumentar que tanto movimiento de cámara más que acercarte al conflicto provoca mareos. Cuestión de gustos.

jueves, 4 de marzo de 2010

CAZADOS POR EL OGRO VERDE

CAZADORES DE DRAGONES (2010)
Fecha de estreno: 5 de marzo

Es indudable el avance técnico y artístico que ha sufrido la industria de la animación en los últimos años. Los productos derivados de la empresa Pixar y, algunos, de Dreamworks han renovado ese género preferiblemente destinado al público infantil, que hasta ese momento Disney representaba su máximo exponente y con el que había ido incrementado sus arcas año tras año sin un rival que le hiciese sombra.

Pasaba el tiempo y, exceptuando contados ejemplos, todo parecía indicar que los dibujos habían pasado a formar parte de la consumición rápida, carente de calidad y hacedor de siestas para los sufridos progenitores de los chavales. Y es que estamos hablando de un espectador destinatario, comprensiblemente, desprovisto de análisis crítico - aunque esto daría para otro debate- que es fácil de contentar si haces uso de recurrentes gags o chistes fáciles. Pero no hay que olvidar que en muchos casos estas películas poseen un fin que pretende trascender al puro entretenimiento, intentando inculcar mediante las historias una serie de valores que los más pequeños, por eso hacía mención al supuesto debate con respecto a la crítica, captarán si no en su totalidad al menos una idea base. En esto, la productora creadora de Cenicienta se encontraba en una situación más que discutible, puesto que los mensajes que se transmitían en muchos casos dejaban mucho que desear y que pedían a gritos una renovación. Tuvo que replantear sus propuestas y de ahí salieron películas como La bella y la bestia, que a pesar de seguir permaneciendo una idea idílica de la perfección, que tanto gusta de esta empresa, “arriesgaba” al contarnos una historia sustentada en la aceptación y el respeto por las diferencias físicas que culminaba con la musicalmente conocida la belleza está en el corazón.

En este momento entraron en juego las mencionadas Pixar y Dreamworks, que partiendo de unos guiones muy elaborados que apuntaban a contar historias para todos los públicos, hasta entonces se podría haber pensado en una calificación de No recomendada para mayores de 13 años, y con un despliegue técnico emergente que desechaba la animación manual por la creada por ordenador desmontaron las teorías de los más escépticos ante este género y nos deleitaron con películas como Toy Story o Shrek que supusieron el punto de partida para la revitalización de los dibujos animados.

La película Cazadores de dragones es deudora no tanto de la factoría de Wally como de la creada por Spielberg. En ella se nos presenta una vez más una historia de caballeros andantes. Si Shrek se encumbró por dar un giro a todas estas leyendas donde el jinete apuesto y valeroso se veía sustituido por un ogro maloliente que tiene de escudero a un burro cobarde y parlanchín, en esta producción francesa se recurre a lo mismo para intentar repetir el éxito de su predecesora. Pesan muchos los precedentes, y si la idea además no es original la dificultad de llegar a buen puerto se torna difícil por no decir imposible. La factura técnica que encontramos en productos de este tipo, con bajos presupuestos, se encuentra a años luz de la industria norteamericana y la competencia en este campo no los sitúa en igualdad de condiciones.

Podríamos buscar excusas, solemos hacerlo, en ocasiones con suficientes razones cuando observamos la apisonadora hollywoodiense, pero para escribir un guión solo se necesita papel y bolígrafo y Cazadores de dragones se resiente principalmente en este aspecto. La historia, muy simple: grupo de cazadores amateurs con el objetivo de matar un dragón infernal que pretende destruir el mundo. Acompañados de Zoe, una niña más repelente que encantadora, y un monstruito, versión a la francesa de todos aquellos personajes secundarios presumiblemente graciosos (la ardilla de Ice Age por ejemplo), se encaminarán al citado cometido sin proporcionar al espectador algún tipo de interés por lo presentado, no solo por la historia que aun siendo sencilla no tiene porqué ser aburrida, sino porque el carisma de los personajes es inexistente y resultan anclados en patrones reconocibles. Es una lástima que cuando se apuesta por productos de esta índole, que me consta siempre son más difíciles de llevar a cabo a este lado del charco, el defecto de base no tenga que ver precisamente con los presupuestos.

martes, 16 de febrero de 2010

LA MÚSICA LES PIERDE


EL SOLISTA (2010)
Fecha de estreno: 19 de Febrero

Llevaba quince minutos viendo El solista y no dejaba de pensar en otra película que se emparentaba con ella, aunque fuera únicamente en su punto de partida. Esto solo podía significar una cosa, que algo no estaba funcionando; pues distanciarte tan pronto de un producto que basa precisamente su razón de ser en la intención de sumergir al espectador en una historia olvidándote de todo lo demás, no era un buen síntoma. El caso es que la película que no se me iba de la cabeza era El gran carnaval dirigida por Billy Wilder en 1951 en la que hacía un retrato brillante sobre el oficio del periodista en su vertiente más sensacionalista.

El argumento de El solista parte también de la necesidad de un reportero de lograr una noticia que impactase en su periódico, que le proporcionara cierto prestigio y que en definitiva le diese de comer. Para ello contacta con un indigente que toca el violín y en el que ve un genio venido a menos. (Atención, se da cuenta de sus cualidades portentosas al verlo tocar con solo dos cuerdas) La diferencia con la película de Wilder es que si en ésta lo que se quería transmitir estaba claro, una crítica a los métodos practicados por cierto sector del periodismo para obtener la fama, en la de Wright no sabemos en ningún momento qué pretende. La trama divaga entre la idea de reavivar el sueño americano, pero intentando enfocarlo desde una perspectiva más humanista, y la crítica social entroncada en el mundo de los “sin techo”, descolocando al espectador y produciéndole cuanto menos sopor. Y es que la película se va arrastrando sin un rumbo fijo, alternando secuencias más anecdóticas que de desarrollo, mostrándonos unos personajes (mención especial para Robert Downey Jr) desubicados, que pretenden ser profundos pero que sus acciones los delatan insustanciales, y sobre todo evitando cualquier punto de conflicto que pudiera resultar interesante para poder fácilmente culminar con un final que contente a todos los espectadores, aunque esté totalmente desprovisto de lógica.

lunes, 15 de febrero de 2010

PASTEL DE INGENUIDAD

THE LOVELY BONES (2010)
Fecha de estreno: 26 de Febrero.

Existen muchas sensaciones al salir de la sala oscura, por un lado te encuentras con aquellas películas que por arte de magia una vez que has traspasado el espacio físico del cine desaparecen de tu mente como si nunca hubieran estado allí. Se les suele atribuir la categoría de “peli para echar el rato”. También están esas que de tan aburridas tus pensamientos han ido variando desde la necesidad de aprovechar la butaca para soñar hasta la irritación por haberte gastado más de 7 euros en una obra que bien podía haberse quedado con el autor para que se la pusiese a su familia. La denominación: “bodrio infumable” que engloba las locuras de autor o los blockbusters tediosos. Luego están las películas, suelen ser pocas lamentablemente, que trascienden y te hacen creer en esto del cine, provocando sentimientos a flor de piel, sean cuales sean, pero que en definitiva te han removido algo por dentro y agradeces ser partícipe de ello. Las indudables obras maestras.

Lovely bones, la última creación del autor de la aclamada El señor de los anillos, no forma parte de ninguno de estos calificativos. En esta ocasión se pueden reunir muchas impresiones a lo largo del filme, pero una vez que termina solo queda la tristeza y la decepción de ver desperdiciado un talento. Algunos pensarán que se trata del mencionado “bodrio infumable” y no les faltarían razones porque el discurso de la película parece escrito por un niño de seis años, pero es indiscutible que le realización de Lovely bones es impecable, recordemos el momento en que la protagonista se da cuenta de su asesinato. La capacidad que tiene Jackson de introducirte en una historia que liga más con argumentos de tv-movie es para quitarse el sombrero, ya que durante (casi) todo el metraje logra mantenerte atento a las vivencias de Susie Salmon (Saoirse Ronan), una niña que ya desde un inicio nos informa de que será asesinada, privándonos del efecto sorpresa, pero no sin antes describirnos su vida perfecta, con padres perfectos, hermanos perfectos, amigos perfectos y “futuro” -si no hubiera muerto la chica lo hubiera conseguido sin lugar a dudas- novio perfecto.

Avanza la trama y conoces todos los puntos por los que irá desembocando la historia, será el momento en que hace acto de presencia un asesino en serie (Stanley Tucci) que no oculta su aspecto de descuartizador de niñas, solitario, misterioso, vestimenta clásica y constructor de casitas de muñecas (no es broma), cuando tendremos que esperar que alguien le dé su merecido. Nunca me imaginé, y sobre todo sabiendo quién lo firma, que este tipo de productos seguiría derroteros ideológicamente pretenciosos, cuando podía haberse quedado como producto de sobremesa sin más. Y es que todo se orientará hacia la idea judeo-cristiana de pagar por los pecados, con el convencimiento de que existe alguien en lo alto, llámese dios, divinidad, destino o lo que sea, que se encargará de ello.

Esta ingenuidad que fácilmente se nos trasmite al tratar un tema tan crudo como los asesinatos de menores no es justificable por el simple hecho de ser narrado por la pequeña. Porque lo que hubiera podido convertirse en un cuento donde los sueños predominan ante la injusta realidad, se nos presenta como un alegato que confía y apuesta por la bondad y los buenos sentimientos como armas que siempre prevalecerán ante los actos destructores, acabando con ellos por obra y gracia del espíritu santo. Y es que señor Jackson, podemos tener esperanzas, sueños o incluso ser idealistas, pero con esta película usted nos infravalora y hay espectadores que no lo toleramos.

jueves, 11 de febrero de 2010

NOSTÁLGICOS DE LO ORIGINAL


EL HOMBRE LOBO (2010)
Fecha de estreno: 12 de Febrero.

Por todos es conocida la figura mitológica del hombre-lobo, persona que al verse expuesta a la luna llena se transforma en una bestia con rasgos del citado mamífero. Frecuentemente se ha tratado como leyendas atribuibles al pueblo gitano, que aterraban a los habitantes de las pequeñas aldeas al presentar a la feroz criatura como un ser desalmado que actuaba sin piedad contra todo aquel que se interpusiese en su camino, incluyendo desmembramientos de toda clase y condición.

La productora Universal, que hizo las delicias de los aficionados al terror durante las décadas de los 30 y 40, decide retomar uno de sus famosos monstruos para presentarlos, muy oportunamente en plena euforia crespusculiana, a las nuevas generaciones de espectadores desconocedores de estas historias y también para aquellos nostálgicos que gustan de revivir viejas glorias.

La película está protagonizada por un elenco de actores que por su prestigio difícilmente hubieran aceptado el papel a mediados de siglo XX, y es que nadie se puede imaginar a tipos como Cary Grant interpretando al hombre-lobo puesto que este género estaba reservado a artistas de segunda talla. Los tiempos cambian y en esta ocasión serán Benicio del Toro, Anthony Hopkins y Hugo Weaving los que encabezan un reparto que proporciona al producto cierto toque de calidad. Y no solo en su vertiente artística, pues técnicamente la película tiene una factura visualmente atractiva, que no quiere decir fiel a la época, y que se manifiesta en un cuidado vestuario, obra de la diseñadora Milena Canonero (Maria Antonieta), y con una fotografía de claros oscuros que permite introducirte a la perfección en ese ambiente neblinoso y claustrofóbico de los bosques británicos. En cuanto a la trama no nos descubrirá nada nuevo, un guión bien estructurado que no deja tiempos muertos, con personajes previsibles, su necesaria dosis de romanticismo y escalofriantes -también divertidas- escenas de acción.

En definitiva, una nueva versión que cumple con lo que promete, una historia sencilla y mil veces vista que en sus dos horas de duración consigue que las personas que asistan a la sala disfruten y se entretengan, además de servir, para los más afortunados, de excusa para que su chica se les abrace cuando el lobo hace de las suyas. Lo único que provoca este tipo de películas en el espectador más exigente es la tristeza de encontrarse, una vez más, con productos carentes de originalidad.

miércoles, 10 de febrero de 2010

UN MUNDO POR DESCUBRIR



OCÉANOS (2010)
Fecha de estreno: 23 de Abril

Hace unos años pude disfrutar, casi por casualidad, de un documental que se adentraba en el mundo de las aves para ofrecernos imágenes de admirable belleza, se titulaba Nómadas del viento, su artífice Jacques Perrin, más reconocido por sus papeles como actor en películas como Cinema Paradiso o Los chicos del coro. Para esta película tuvo que inventar artefactos que le permitieran seguir el movimiento de los pájaros y tomar imágenes hasta entonces vetadas por la técnica. Pero además lograba, la nada desdeñable tarea, de integrarse con la fauna de tal manera que te hacía sentir partícipe de las vivencias de los seres alados compartiendo las dificultades de sobrevivir ante sus agresores, los variados cortejos y sobre todo los increíbles viajes alrededor del mundo, como si de una aventura ficcionada se tratara.

Esta vez Perrin, junto a Jacques Cluzaud (también director de la mencionada Nómadas del viento), se plantea el reto de descubrirnos los océanos -tal y como reza el título del documental- en toda su plenitud y crudeza. El objetivo no es otro que abogar por la conservación del planeta volviendo a recurrir a la espectacularidad visual y sonora para sumergir al espectador en lugares nunca frecuentados por las cámaras, que nos seducirá por lo insólito de la propuesta y hará provocar sentimientos que varían desde la admiración por la hazaña tecnológica, al lograr secuencias como la de las aves impactando contra el mar, hasta la sensación fascinante de viajar a la velocidad de los delfines.

Si hay que citar un defecto en Océanos es su explícito, aunque necesario, discurso. Las escenas, en las que el propio Perrin con su nieto visitan un museo marino observando los animales disecados, son del todo prescindibles. Una narración que en la mayor parte del metraje ha estado casi desprovista de comentarios, y aún así logra cautivar al espectador, se ve profanada por una última parte artificiosamente explicativa, que incluye recreaciones que te distancian de realidad representada y que rompe con la buena sintonía del comienzo. Se entiende la decisión, pues al fin y al cabo es un producto para concienciar al público de la necesidad de conservar el medio ambiente del que dependemos, aunque también hay que preguntarse qué tipo de personas van a haber estos documentales, que sospecho no serán sus principales destructores. A pesar de esto, Océanos es una película tan necesaria como de obligado visionado, que hará gozar a todo aquel que sea sensible al entorno natural y aprecie las maravillas que éste nos ofrece.

domingo, 7 de febrero de 2010

ROMPECREPÚSCULOS

*Contiene spoilers

Me dispongo a ver Daybreakers con la saturación propia de cualquier espectador conocedor de la moda cinematográfica imperante en estos últimos meses: los chupasangres. La multitud de productos que han derivado de este fenómenos varían desde los delirios pseudo-románticos de Crepúsculo hasta el acercamiento desde una perspectiva propia del cine de autor de la sueca Déjame entrar. Muchas películas, también series de televisión -véase la entretenida True blood- me hacían desconfiar de esta nueva, sobre todo por el oportunismo comentado, aunque he de reconocer que me embargaba cierta curiosidad por los actores que encabezaban el reparto; que Ethan Hawke o Willem Dafoe formen parte de una propuesta de este tipo siempre es agradable, aunque también sabemos que nunca garantía de éxito (al “duende verde” me remito) La verdad es que sus filmografías no se han enriquecido con esta película.

Después de esto, debo decir que Daybreakers se sitúa en las antípodas de las historias creadas por Stephanie Meyer, algo (muy) bueno teniendo en cuenta la ínfima calidad argumental de las aventuras de los adolescentes enamorados. Y es que si en una el amor se erigía como remedio de todos los males provocando el hastío del espectador de más de 16 años, aquí serán los mordiscos y derramamientos de litros de sangre los que provocarán que avance, a buen ritmo, una trama delirante pero arrolladoramente convencional.

El desencadenante de la película parte de la necesidad de los vampiros de encontrar un sustitutivo de la sangre humana, debido a que ellos mismos han puesto a la raza en peligro de extinción al usarlos, cual ganado, como productores de sangre, siendo la escasez de su sustento el motivo de una mutación lo que les está convirtiendo en unas criaturas monstruosas que se hacinan en los bajos fondos de la ciudad. Ante esto, Edward (Ethan Hawke) que trabaja en la industria que substrae la sangre a los humanos, intentará defenderlos confiando en un grupo de resistencia humana que pretende sobrevivir a las injusticias cometidas por los vampiros. Lo que en principio partía como una reflexión crítica acerca de la segregación racial derivará en una sucesión de tópicos, giros argumentales ridículos y homenajes (yo diría plagios) cinematográficos que dotan al filme de la categoría de palomitera. Simplemente haré mención al personaje de Elvis -ya el nombre es sintomático - interpretado por Willem Dafoe, que define a la percepción lo disparatado y divertido del guión; un humano que fue convertido en vampiro, al que un día le dio el sol y gracias a que pudo apagar las llamas en un río volvió a convertirse en humano. Milagros de la ciencia que usarán Edward y sus amigos para devolverle al mundo su humanidad. Además de todo esto, añadimos un hermano descarriado pero con buen fondo, una chica bonita, un malo malísimo y mucha, mucha sangre.

En conclusión, Daybreakers es una película que parece hecha por un par de aficionados que han ido escogiendo secuencias de películas que les apasionan (Minority Report, Blade Runner, los zombis de Romero) para desarrollar una historia tan simple y olvidable como entretenida en sus pretensiones.

miércoles, 3 de febrero de 2010

INSTINTOS BÁSICOS


La nueva propuesta de Vicente Aranda nos traslada a la España de 1970, concretamente a la ciudad de Burgos donde se está celebrando el famoso proceso que supuso un pulso al régimen franquista que empezaba a dar sus últimas bocanadas. Con las primeras imágenes del filme, que nos ubican en estos acontecimientos mediante la sucesión de artículos de periódico de la época, cualquiera podría pensar que en esta ocasión el director de Amantes nos iba a relatar una historia alejada de sus temas habituales y dar paso a un thriller político o algo similar. Enseguida nos damos cuenta de que era solo un espejismo.

La historia comienza cuando Juan (Eduard Fernández), un poeta que trabaja en París para la UNESCO, va a pasar unos días de vacaciones a la ciudad castellano-leonesa que le vio nacer. Allí conocerá a Ramona (Thaïs Blume), la hija de un médico amigo suyo, por la que inmediatamente se sentirá atraído al encontrar en ella un torrente de sexualidad por descubrir, manifestándose claros paralelismos con el Humbert de Nabokov. A partir de entonces, asistiremos a una sucesión de escenas cada cual más rocambolesca en las que el protagonista hará lo imposible para acabar en brazos de la adolescente. Escenas que en un primer momento podrían (lógicamente) intuirse como ensoñaciones del poeta, sorpresivamente colisionan con una propuesta realista que no solo va de enfermiza y angustiante, sino que pretende dar cierta lección sobre el comportamiento del ser humano al verse acosado por sus más bajos instintos. Todo ello plasmado con una reiterativa sucesión de carteles con citas literarias que distraen más que sugieren.

La historia presenta la temática a la que nos tiene acostumbrado Aranda, incluyendo altas dosis de erotismo marca de la casa, ofreciéndonos una nueva versión de Carmen o Juana la Loca por mencionar alguna de sus producciones recientes. En definitiva, personajes que la pasión arrastra al desequilibrio y la locura, que culminan con la destrucción de ellos mismos y de todo lo que les rodea, y de la que no encontrarán salida. Ahora bien, en esta ocasión el halo cómico que encierran muchas de las situaciones (sobran los ejemplos) hacen que te cuestiones si verdaderamente estás asistiendo a un nuevo acercamiento a las obsesiones del director o a una parodia de sí mismo.

sábado, 30 de enero de 2010

CANCIONES OLVIDADAS


En estos días que el fenómeno “Avatar” continúa reventando taquillas y acumulando multitud de premios, pasa desapercibida por las carteleras de medio mundo una película que se erige como un producto (también) para las grandes masas pero que se ve limitado por su propia concepción de género.

El musical, que antaño tantas alegrías dio a la industria hollywoodiense, hoy en día se nos presenta como una excepción, privilegio en contadas ocasiones, para el público y sobre todo para aquellos directores que ven en él una forma de narrar historias desde una perspectiva diferente a la habitual. Y es que actualmente la representación musicalizada está jugando en inferioridad de condiciones con respecto a los demás géneros, motivado obviamente por el papel que representan los tiempos, las modas y/o los intereses, pero que se enfrenta a un obstáculo de difícil solución, el que los espectadores hayan dejado de lado, cuando no menospreciado, la aceptación de que un personaje se ponga a cantar en mitad de la calle porque sí.

La comparación que hacía anteriormente con su coetánea Avatar manifiesta lo expresado anteriormente. La película de Cameron hace uso de todos los clichés y tópicos que el género ha dado para elaborar su guión, acompañándolo de una apabullante, más publicitaria que real, puesta escena que provoca una masiva afluencia en las salas. Hablamos de una fórmula que se repite y que el público acepta sin preguntarse si lo que ve le resulta familiar, (¿un remake de Pocahontas quizás?) y en el que hipotético caso de que lo piense recurrirá a la muletilla “pero las imágenes son increíbles”, aún viéndola en dos dimensiones. Con esto se demuestra no solo la falta de memoria para recordar películas que en los últimos años nos han regalado imágenes igualmente bellas en cuanto a espectacularidad y que el público ha ido a ver, “El señor de los anillos” por ejemplo, sino el poder de los medios de comunicación para hacérnoslo creer.

La adaptación de “Nine” para la gran pantalla, que proviene del musical homónimo que en los años ochenta crearían Arthur Kopit y Maury Yeston a su vez inspirado en la película “Ocho y Medio” de Federico Fellini va a utilizar elementos ya concebidos y conocidos, así que se juega en unas condiciones limitadas cuando el objetivo es sorprender, sobre todo a la crítica que tendrá en cuenta su valorado precedente. La maestría de la propuesta radica en saber confluir todo esto de manera que lo obtenido sea un producto que funciona por sí mismo, independiente de sus precursores, en la medida que puede serlo al estar basado en la vida de un director y sus películas, y que revitaliza el género al mezclar mecanismos de índole más convencional , el escenario como entorno del número musical al estilo “Cabaret”, con la realización moderna derivada del videoclip, plasmada en la canción “Cinema Italiano” interpretada por Kate Hudson.

Fellini en 1963 realizó la irrepetible “Ocho y medio”, marcando un antes y un después en la deconstrucción del guión y ofreciéndonos un agudo retrato de la crisis del cineasta. Posteriormente muchos directores quisieron emularlo, desde Woody Allen con “Recuerdos de una estrella” hasta las últimas “locuras” de Takeshi Kitano. “Nine” se encuentra entre estos experimentos, pero en esta ocasión se pretende ir un poco más allá. Es cierto que es imposible desvincularse de la figura del director italiano y que veremos reflejadas en todo momento situaciones que o bien filmó el cineasta para la gran pantalla o que experimentó en carne propia haciendo las delicias de cualquier aficionado al director de Rimini, pero lo admirable de la película es la más completa adecuación a la historia, por lo que Guido Contini podría ser cualquier persona que haya experimentado el duro proceso de crear una obra de arte.

“Nine” posee números visualmente portentosos como “Be italian”, que protagoniza la cantante Fergie, algunos desgarradores, como los interpretados por Marion Cotillard que hace de la mujer del cineasta y otros gratamente emotivos como los que abren y cierran la película. Todos ellos se integran en la trama sin perjudicar el ritmo de la película sacando a relucir las admirables aptitudes visuales de su director Rob Marshall, que ya demostró con la estupenda “Chicago”.

La película está plagada de estrellas internacionalmente conocidas con la idea de llegar al público, Penélope Cruz, Nicole Kidman, Marion Cotillard, etc. Recurrir a caras bonitas es algo habitual para vender un producto de este tipo, pero en esta ocasión todas consiguen superar las expectativas sin que se resienta la calidad general de los números musicales. Cabe destacar la interpretación de Daniel Day-Lewis, que vuelve a dar una lección al saber fundirse completamente con el personaje. Su elección no podía ser mejor, su forzado acento italiano, gestos y presencia nos recuerdan a una mezcla entre el propio Fellini y la elegancia de Marcello Mastroianni.

En definitiva, una película que hace vibrar a los espectadores aficionados al género, que sentirán como suyas la nostalgia, ilusiones y frustraciones del protagonista y que se verán envueltos en una apisonadora de exquisita y deslumbrante puesta escena.

martes, 26 de enero de 2010

Nadie es perfecto

Este blog pretende mostrar la capacidad crítica del autor con respecto al mundo del cine. A lo largo de las semanas se irán incluyendo comentarios e información sobre películas de actualidad, que intentarán profundizar y ampliar lo que el propio director ha querido transmitir con la obra. Además, se dará cabida a todas las opiniones que los lectores quieran exponer para así completar y abrir el debate en la multiplicidad de vertientes que se derivan del séptimo arte. Asimismo serán bienvenidas propuestas de películas que quieran ser sometidas al análisis.