lunes, 30 de abril de 2012

LOS JUEGOS DEL HAMBRE

Los juegos del hambre es la más reciente franquicia de Hollywood, la que pretende convertirse en el nuevo Crepúsculo, Harry Potter o El Señor de los anillos. Basada en una serie de novelas, requisito indispensable para hacer unas cuantas partes que den beneficios, viene precedida por un descomunal éxito obtenido en EE.UU y acompañada por críticas entusiastas. Ese arrollador despliegue mediático habitual en una producción de esta índole no sería destacable si atendemos a lo que dicen de ella. La nueva saga se nos vende como una historia más madura alejada de los amoríos cursis de los relucientes vampiros, y con un argumento “transgresor” e inusual para este tipo de películas; en una futura sociedad totalitaria se organiza un concurso donde una serie de jóvenes se enfrentarán hasta que solo quede uno con vida. Llama la atención y resulta atrayente.

Bueno, pues en atrayente se queda, Los juegos del hambre es un fraude y solo confirma lo bueno que son los americanos para engatusarte y llevarte al cine a ver lo que ellos quieran. 

No voy a ser gratuito con este último comentario, justificaré porque esta película no cumple. En primer lugar por el argumento. Con una premisa tan aterradora como la que antes indicaba, donde un grupo de adolescentes luchan despiadadamente hasta la muerte para ganar un concurso, no puedes pretender dirigirla (si bien es cierto, no tanto por la edad como por la obtención de la calificación) a chicos de aproximadamente 12 a 16 años y salir airoso del intento. En todo momento se ve mermada por la necesidad de ser un producto destinado a ese target, dejando de lado la posibilidad de realizar algo decente acorde a la historia que te están contando. Para que nos entendamos, es como aquel famoso vídeo del porno para todos los públicos, era divertido sí, pero no tenía nada de porno. Cuando se vislumbra algo un poco más comprometido, arriesgado o violento meten tijera sin preocuparse de la mutilación del resultado en aras de conseguir euros.

Lo más curioso de todo es que Los Juegos del hambre trata temas bastante interesantes y muy acordes con nuestros tiempos. El culto fanático por el espectáculo o la lucha por sobrevivir en un entorno injusto movido por intereses políticos y económicos se encuentran entre ellos. Es una pena simplificarlos e infantilizarlos. A los adultos les desinteresa la propuesta y a los adolescentes les vendes una moto defectuosa.

¿Por qué defectuosa? Aquí está otro de mis argumentos para arremeter contra la película que está intrínsecamente relacionado con lo anteriormente expuesto. Llega un punto en que los productores- ya no digo el director o guionistas- deben plantarse lo siguiente “como ya hemos determinado que este producto es para jóvenes, no es necesario tomarlos en serio. Démosle amor y un pelín de violencia y estarán contentos. Ellos se van lo van a tragar todo” Y no digo ni mucho menos que ellos se estén fijando en cómo está rodada la película. Pero tampoco es de recibo presentar un guión donde todo parece estar improvisado sobre la marcha. 

No tengo el gusto (o disgusto) de haber leído las novelas pero en su traslado a la gran pantalla todo suena así, que las leyes del juego me apetece cambiarlas a la mitad, las cambio, que quiero volverlas a cambiar al servicio de una historia de amor pendiente para la siguiente película, las cambio otra vez, que quiero inventarme algo porque no sé de qué manera sacar a la protagonista del peligro, me invento unas abejas asesinas modificadas genéticamente que la ayudan a salir del atolladero (totalmente cierto) Y aquí paro, no me apetece introducir spoilers, pero garantizo que va a más.

Sinceramente, Los Juegos del Hambre no está tan lejos de Crepúsculo como algunos han pretendido hacernos ver. Todo está orquestado alrededor del marketing y tanto la dirección como el guión no importan y es palpable en su resultado. Y sí, Jennifer Lawrence está muy bien, pero mejor en Winter´s Bone que es una buena película.

lunes, 16 de abril de 2012

TAKE SHELTER

Resulta interesante la reciente proliferación de películas que miran al cielo (literalmente) para encontrar respuestas a ciertas crisis existenciales. Algunas como El árbol de la vida, recurriendo a una reflexión acerca del origen del universo, y otras de manera más directa al tratar una amenaza natural que altera la supuestamente apacible vida de sus protagonistas, como el caso de Melancolía.

Take Shelter – algo así como resguardarse, ponerse a salvo- tiene más puntos en común con la propuesta de Lars Von Trier que con la ideada por Terrence Malick. Ambas parten de una base propia del cine de catástrofes. En este caso, la historia nos traslada a un pequeño pueblo norteamericano donde viven la pareja formada por Curtis (Michael Shannon) y Samantha (Jessica Chastain), y su hija pequeña Hannah (Tova Stewart) que posee una enfermedad que le impide hablar. Nada más comenzar la película Curtis presencia una extraña tormenta formada por una lluvia aceitosa, a partir de entonces una sucesión de escalofriantes pesadillas y alucinaciones le harán adoptar un comportamiento psicótico, creando un refugio anti-tornados con el objetivo de proteger a su familia de la llegada de un terrible fenómeno meteorológico que solo él puede ver.

Las película logra no caer en el recurso fácil de bombardearte con escenas efectistas de las pesadillas que podrían llevarte a una sucesión de sustos sin sentido, las que aparecen son perturbadoras y coherentes con la evolución que experimenta el protagonista, y sirven para comprender su desequilibrio y como éste provoca la desestructuración de su vida, momento en el que afloran la incomunicación y un pasado con traumas ocultos.

Será este aspecto donde hace especialmente hincapié el filme, la apariencia frente a la realidad. Curtis tiene que fingir que no tiene problemas, porque según lo que le dicta la sociedad -en boca de su mejor amigo Dewart- “tiene una buena vida”. Pero él está sufriendo, lucha para tener la situación bajo control pero no puede. Es algo que le supera, se enfrenta a un entorno que lo toma por loco y a la vez está inseguro porque también duda de sí mismo.

Lo interesante de Take Shelter es su capacidad para abordar un tema difícil: los cimentos que sustentan nuestra sociedad ¿son tan estables como nos quieren hacer ver? Todo ello sin juicios, sino planteando preguntas. Dando cabida a interpretaciones que podrían parecernos en un principio irracionales –como se refleja en la tormenta que solo ve el protagonista- pero que permiten ahondar en problemas más profundos si al menos les damos el beneficio de la duda.

En conclusión, una historia necesaria que invita reflexionar y permite abrir nuevos caminos de pensamiento ante una sociedad, la nuestra, que necesita un cambio de rumbo si queremos revitalizarla.

INTOCABLE

Seguro que más de uno después de leer esta crítica me quiere crucificar aprovechando estas fechas. No sería de extrañar después de las cifras que ha obtenido la película francesa de la que habla todo el mundo (con permiso de The artist ), millones de espectadores la han visto en toda Europa, respaldo casi unánime de críticas y comentarios del tipo “es la mejor película que he visto en mi vida”.

El argumento: joven de color de clase baja se convierte en cuidador de hombre rico tetrapléjico para hacerle sonreír. A partir de aquí todo es una sucesión de lo mismo, escenas cómicas para demostrar que todo puede ser de color de rosa si te dejas llevar. Intocable es un pastel de los gordos, hace que a su lado En busca de la felicidad parezca El ladrón de bicicletas .

Y es que no nos engañemos, Intocable es una película de manual. Los franceses han sabido hacer un homenaje perfecto a lo que solemos llamar “americanada” pero elevándola al cubo. Todo es fácil y lo peor, estereotipado al extremo, algo que se refleja principalmente en sus personajes protagonistas. Por una parte, a Driss nos lo presentan como un cazurro que se ríe de todo lo que huela a cultura y su antítesis Philippe, un ricachón pedante que solo puede disfrutar admirando una partitura de Vivaldi. Con bromas tan elaboradas como el momento en el que el chico negro ve un cuadro abstracto y dice “Esto es una mierda. Un sangrado por la nariz….” Ni el mejor sketch de Los Morancos. Y así durante el resto del metraje.

Algunos me pueden preguntar ¿pero está mal hecha? No, la película está bien dirigida, tiene buena fotografía, buenos planos, etc. Pero todo es tan simple que carece de interés, todo es tan previsible que continuamente te adelantas a los chistes que van a hacer, en definitiva todo resulta artificial y prefabricado.

La película huye de cualquier conflicto. Si alguno asoma la cabeza su guión te lo elimina de un plumazo recurriendo a algún chascarillo del cuidador o te presenta una secuencia con múltiples elipsis para decirte “¡eh espectador!, no te preocupes, lo está pasando mal, pero te lo muestro muy rápido y sin diálogos para que no te pongas triste”. Este es su principal error, eludir el conflicto impide que me emocione, que empatice con los personajes, me deja indiferente. Además, la evolución que experimentan ambos protagonistas resulta inexistente, no hay aprendizaje. Me pregunto ¿Qué ha aprendido Philippe si cuando no está con Driss se viene abajo? ¿Estamos hablando de dependencia? Bonito envoltorio para un pobre contenido.

Intocable es obvio que gustará, que la gente saldrá con una sonrisa en la boca y se sentirá feliz, al menos 5 minutos después de haberla visto. Dirán que no hace daño, pero luego serán los mismos que se quejarán porque el cine nos vende el cuento del príncipe azul. En este caso, será el cuento del negrito majo que vendrá y solucionará tus problemas. Pues nada, solo habrá que esperar a ver si aparece.